No se, ni por donde empezar. Ha llegado lo que se anunciaba desde casi 9 meses. Son días y días de luchas que han acabado. Bueno, realmente llevamos 3 días que vemos que se acerca el final, y a pasos agigantados. Pero, por otro lado, por fin, por fin podrá descansar, sin que tenga que estar hecha polvo y luchando contra toda la "mierda".
Ahora mismo, sigue durmiendo, y a pesar de toda la medicación, sigue luchando, porque si hay algo que ha demostrado a este mundo, es que ella es una LUCHADORA nata que no va a dejar que nada la hunda. Ha sido capaz de sobreponerse a todo lo que ha venido cargarlo a su espalda y saber seguir mirando hacia adelante.
Todo los que la conocemos, nos quedamos alucinando como es capaz de aferrarse con esa voracidad a la vida. Como es capaz de mirar cara a cara al cáncer y reírse de él, porque si hay otra cosa que la caracterizara es eso, ella se reía de su enemigo. No le tenía miedo puesto que iba a pelear contra él con uñas y dientes si hiciera falta.
Ella, ha sido para mí como una segunda madre. Hoy me he ido del hospital sin ser capaz de despedirme de ella por lo que pudiera ocurrir esta noche, porque he sido incapaz. Cada vez que pensaba en ello, las palabras se me atragantaban formando un nudo en el pecho. Aún así y por suerte, todos los cariños que le he tenido que dar, han sido cuando ella era consciente para saberlo. Y eso es lo importante, que ella lo sepa.
Cuando ocurra su marcha, dejará un vacío enorme en nuestros corazones. Yo no soy religiosa, pero, ella sí. Por eso, estoy segura de que seguirá cuidando de su familia allá a dónde vaya. Los cuidará con cariño y amor como ha hecho durante todos estos años.
Monste, te quiero. Prometo intentar hacerlo lo mejor que pueda, tu ya sabes de que hablo. Un beso enorme de "tu niña". Y esto no es un adiós, sino un hasta que nos volvamos a ver.